miércoles, 20 de julio de 2016

La heredera - Kiera Cass (Saga La Selección)

Título: La heredera
Título original: The Heir
Idioma original: inglés
Autor/a: Kiera Cass
Género: distópica, romántica, juvenil
Editorial: Roca Editorial
ISBN: 9788499189949 
Número de páginas: 320
Año de publicación: 2015
Valoración sobre 10: 8.7
Sinopsis:


La princesa Eadlyn ha crecido escuchando interminables anécdotas sobre cómo se conocieron sus padres. Hace veinte años, America Singer entró en la Selección y conquistó el corazón del príncipe Maxon, y vivieron felices para siempre.

Eadlyn cree que esta historia es demasiado romántica, y no tiene ningún interés en tratar de repetirla. Si fuera por ella, no se casaría nunca. Pero la vida de una princesa no es enteramente suya, y Eadlyn no puede escapar de su propia Selección, sin importar cuán fervientemente se oponga y sabiendo que esta no será como el apasionado cuento de hadas que vivieron sus padres...

Empezará la competición, y Eadlyn descubrirá que alcanzar la felicidad no es tan imposible como ella pensaba.

Treinta y cinco pretendientes.
Una princesa.
Una nueva Selección ha comenzado.


Valoración personal:


Me cago en la padre que parió a la princesa, sin ánimos de ofender a la reina America, a la que admiro con total devoción. La historia de amor entre Maxon y America durante los tres primeros libros de esta Saga – que me enteré hace tan solo unos días que “La Selección” no se había quedado en trilogía, así de tonta estoy últimamente – se catapultó en su momento al TOP 10 de mis parejas favoritas, y los libros en uno de los más entretenidos y valiosos para mí. Como ya reseñé en su momento (CLIC AQUÍ PARA LEER LA RESEÑA DE LOS TRES PRIMEROS LIBROS), me pareció una novela entre distopía y romance que satisface las necesidades de ambos géneros a la perfección.

"Tengo dieciocho años. Estoy genéticamente programada para discutir con mis padres"



Pero basta de hablar del pasado y hablemos del presente. En “La heredera”, America y Maxon han alcanzado el trono y han disuelto el sistema de castas, lo cual ha hecho que la calidad de vida de la población de Illéa aumente considerablemente, así como mejoró la igualdad en el país y las relaciones internacionales. Pero para el pueblo esto no es suficiente. Sigue existiendo discriminación entre los ciudadanos por sus antiguas castas, y el empleo se ha revalorizado al poder acceder cualquier persona a cualquier profesión. Por tanto, una nueva sublevación ha emergido. Para tratar de calmar a sus súbditos (no me gusta que se les mencione así a la ciudadanía, pero en el libro lo hace un par de veces), se organiza la Selección de la princesa Eadlyn, heredera al trono tras la jubilación de sus majestades.

Eadlyn me ha parecido una niña odiosa, que se lo tiene muy creído. Ha crecido entre montañas de algodones, siempre siendo respetada y venerada, que se cree la dueña del mundo. Es más, creo que no hay capítulo en el que se recuerde que “no hay nadie sobre la faz de la Tierra más poderoso que ella”. Le faltan muchos valores, los más importante diría yo, que los reyes, bien por su trabajo o por su apretada agenda o por su inexperiencia, no han sabido inculcarle. Humildad. Solidaridad. Tolerancia.



"Cuando nos conocimos, no dejaste de mirarme el pecho. No te olvides de mirarme el culo al irte"

La princesita se autoconsidera que roza la perfección, que ser heredera de la corona es un sacrificio que nunca quiso hacer, y sin embargo, se aprovecha de ello. Se cree tan perfecta, que secretamente considero que no piensa que haya nadie que pueda estar a su altura y acompañarla en su futuro gobierno, por lo cual rechaza el matrimonio desde la página uno. Pero olvida que nadie es imprescindible. Y, cuando ella descubre que sus súbditos no soportan su egocentrismo y su demostración de superioridad, el mundo se le cae encima, pues creía ciegamente en que todos la adoraban. Mentira.

Pero la Selección le ha dado con un canto en los dientes, y la presencia de 35 jóvenes en palacio la vuelven loca – y, por qué no decirlo, sus hormonas salen a pasear como nunca. Al principio odia este concurso, a pesar del éxito que resultó con sus padres y sus abuelos, cree que no es más que teatro. Pero estaba tan equivocada... Pobrecita.

Eadlyn aterriza en la Selección como una viuda negra, pero página tras página podemos comprobar que su alteza tiene un corazón que ansía ser amado, a pesar de tenerlo encerrado en una mazmorra.

¿Quién será el valiente caballero de brillante armadura capaz de destrozar al dragón de la inseguridad y los prejuicios, y rescatar un apasionado corazón nacido de un amor puro y certero como el surgido entre los reyes de Illéa? Vaya culebrón, y vaya cuento de hadas.

En respuesta a la pregunta anterior, la respuesta es: he terminado el libro y no tengo ni la más remota idea de con quién se quedará. Hay tantos pretendientes... Como ella siempre se mantenía alejada, no ha llegado a conectar profundamente con ninguno (espero que en el próximo y último libro, sí lo haga). Y aunque Kiera Cass, la autora de esta fascinante saga, suele sorprendernos con el final de cada libro (incluido “La heredera”, donde no me esperaba este desenlace), apostaría a que se enamora de Erik el traductor, o en todo caso, de Kile, su amigo de la infancia.

Es una apuesta muy arriesgada, porque a diferencia de la historia de amor entre Maxon y America, donde solo había dos posibilidades (Maxon o Aspen), aquí hay diecinueve, y si quisiéramos podríamos acortar las estadísticas a siete, seguiría siendo demasiado confuso. Cuánto drama... ¡Me encanta!

"No sé qué hacer con mi corazón."



Estoy ansiosa por poder leer el desenlace de esta magnífica saga, de la que no tengo más que elogios, en “La corona”, sobre todo para saber quién será el futuro rey de Illéa y si la niña mimada de Eadlyn consigue madurar y bajarse los humos. Espero poder comprarme pronto el libro.


En definitiva, se trata de un libro donde una vez más nos demuestran el poder del pueblo y su facilidad de distracción, desde el punto de vista de los gobernantes. Y nos hace replantearnos cuánto podemos influir en sus decisiones y en las decisiones del amor.

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