¡Buenas noches, lectorcillos!
Para finalizar este primer día del Especial Beauty and the Beast, os traigo uno de los relatos que se va a publicar en este blog. Se trata de El azul de Altamar, y ha sido escrito por la escritora Kate Danon exclusivamente para el especial. ¿Qué os parece?
—Tú y yo ya nos
conocíamos.
Bella recorrió con su mirada los
inmensos jardines de palacio antes de apartarse de la balaustrada donde había estado
apoyada. Abandonó la terraza y entró en la biblioteca, donde su príncipe leía
sentado en su butaca favorita.
—¿Cómo has dicho? —le preguntó,
levantando los ojos del libro.
—Lo he recordado de pronto. No sé
por qué había olvidado aquel encuentro, pero eras tú. Estoy segura de que eras
tú.
—¿De qué estás hablando?
El príncipe la miró con curiosidad y
Bella pudo ver en aquel gesto a la bestia de la que se había enamorado. Ahora,
convertido de nuevo en hombre, no le costaba identificar ciertos ademanes y
ciertas expresiones que le eran propias. Tan suyas como esos ojos azules que
brillaban con amor cuando la miraban y que no habían cambiado nada a pesar de
la transformación.
—Fue hace mucho, demasiado. Pero
ahora, volviendo la vista atrás, todo encaja. Eras tú.
Bella se acercó a él y se sentó
sobre su regazo, rodeándole el cuello con los brazos.
—Creo que si te hubiera conocido
antes de que vinieras a mi castillo, no me habría olvidado de tu cara. Ni de
tus ojos, ni de tus labios... —susurró, acercándose a su boca para acariciarla
con la suya.
—Claro que te olvidaste de mí. Lo
hiciste en cuanto te marchaste de aquella librería.
Él pareció confuso y frunció el
ceño, devanándose los sesos por recordar.
—¿Yo en una librería? Pero, eso
debió ser antes de que...
—Sí, antes de la maldición—le cortó
ella—. Los dos éramos solo unos niños...
Muchos años antes
El librero miró a la pequeña Bella y
chasqueó la lengua, sin entender cómo alguien tan joven era capaz de leer
tanto. Solo tenía once años y era una niña desgarbada y flacucha, pero con dos
ojos enormes y unas facciones aún sin definir que prometían volverse hermosas
con el tiempo.
—¿Otra vez aquí? —le preguntó, con
una sonrisa.
—Esta vez me ha durado solo un día.
Necesito un libro más gordo.
—Está bien. Veré qué puedo encontrar
para ti.
Antes de que pudiera buscar una
lectura adecuada para la niña, escucharon el ruido de un carruaje que paraba
justo frente a la puerta de la librería. Los dos miraron por la ventana y
pudieron ver el emblema de la realeza en el lateral del vehículo.
—¿Qué demonios...? —preguntó el
librero, antes de que la puerta se abriera y entrara un jovencito bastante
estirado que caminaba con paso altanero, seguido por uno de sus lacayos.
—Necesito un libro —exigió, sin dirigirse
a nadie en concreto.
Bella le observó con curiosidad. Era
un niño un poco mayor que ella, y le hubiera resultado bastante guapo si su
gesto agrio no hubiera arruinado por completo su aspecto.
—Alteza —el librero le hizo una
reverencia cuando reconoció al príncipe—. Decidme qué tipo de libro os gusta y
buscaré uno de vuestro agrado.
—Quiero uno que no me aburra. Uno
que no tenga ganas de tirar por la ventana cuando me obligan a leerlo.
—¿Os gustan de aventuras, de
batallas, de amor...?
—¿Tengo que repetirlo? ¿Acaso sois
sordo? Uno que no me aburra, señor.
Bella se indignó al escuchar el tono
con el que aquel presuntuoso se dirigía a su querido librero. No se lo pensó
dos veces y se colocó frente al muchacho sin importarle quién fuera él.
—A lo mejor el aburrido eres tú. ¿No
lo has pensado?
El príncipe la miró como si ella
fuera un insecto molesto.
—¿Cómo osas hablarme en ese tono?
—preguntó, apretando los dientes.
El librero actuó rápido y apartó a
Bella de aquel chico.
—Disculpad, majestad... Ella no
pretendía ofenderos. Veré... veré qué puedo encontrar para vos.
Pero Bella no estaba dispuesta a
dejarlo correr. Agarró el libro que había terminado ese mismo día y se acercó
de nuevo a él. Le estrelló la novela contra el pecho antes de hablar.
—Léete este. De todas maneras, viendo
que no sientes respeto por nada y que todo te aburre, lo mismo da uno que otro.
El joven príncipe no tuvo más
remedio que cogerlo. Luego, contempló pasmado cómo aquella niña demasiado
flacucha salía echa una furia de la librería. Miró el libro que tenía entre las
manos. El Azul de Altamar.
—Me llevo este —le dijo al librero,
sin saber por qué.
Tendría que haber ordenado que
arrestaran a esa mocosa atrevida. Y, si no le gustaba la novela, tal vez lo
hiciera.
Regresó a su carruaje sin haber
pagado aquel libro. Olvidó a la niña y al librero en cuanto el cochero puso en
marcha el vehículo para alejarse del pueblo sin mirar atrás.
Ahora
—¿Esa niña eras tú? —preguntó el
príncipe, acordándose de pronto.
Bella se apretó contra su cuerpo y
apoyó la cabeza en su hombro.
—Sí.
Él la abrazó y cerró los ojos,
sintiendo que la amaba más de lo que podía expresar con palabras.
—Ven. Quiero enseñarte algo.
Se levantaron de la butaca y
recorrieron juntos la biblioteca, con las manos enlazadas. Se detuvieron frente
a una balda donde él guardaba sus libros más especiales. Cogió uno de ellos con
reverencia y se lo mostró.
—El
Azul de Altamar —leyó ella. Luego, le miró con ojos empañados—. ¡Lo
conservaste todo este tiempo!
—Se convirtió en mi libro favorito.
No he sabido por qué hasta este mismo momento...
Bella estrechó aquel tesoro contra
su pecho y luego miró a su príncipe. Se acercó para abrazarle y buscó su boca
para fundirse con él en un apasionado beso. Cuando se separaron, ella confesó
con una sonrisa:
—Siempre ha sido también mi novela preferida.
¡Hola!
ResponderEliminarPodría haber sido otra manera diferente de conocerse, y sobre todo que se centrara más en la lectura, a mi parecer a la película original le faltan más libros :D Buen relato. Besos ^^
Acabo de quedarme en shock, pues esta historia podría perfectamente ocurrido y tener cabida en un libro.
ResponderEliminarMe ha encantado como Kate Danon ha reflejado en el adolescente Adam sus malos modales y su prepotencia, y como Bella no se amedranta ante él y le contesta para que se frene un poco.
Es la primera historia que leo donde Adam es humano, vamos, antes y después de la maldición. Se nos enfoca que ya tuvieron ese flechazo en su momento, esa atracción como quien dice, tiempo atrás, y que luego, volvieron a corresponderse aun cuando ella obviamente no le reconocía y él ni se había quedado con su cara (también es cierto que Bella había crecido jaja)
Ya me veía venir el final del relato, pero ha sido precioso, como digo, el enfoque, como curiosidad de una rica tarta endulzada más si cabe con una guinda especial.
Me ha encantado este relato, una preciosa escena que encaja a la perfección.
ResponderEliminarBesos alados,
Lu
Me estoy pegando un atracón esta mañana con los relatos y la verdad es que me gustan todos!!
ResponderEliminarCómo me ha gustado fantasear con escenas nunca vistas de esta historia. Mil gracias a Enara por invitarme a participar en este especial, lo he hecho con todo mi cariño!!!
ResponderEliminarUn besazo!
Un relato muy bonito. Algo que podría haber pasado perfectamente. Qué ganas de ver la peli! Un besote!!
ResponderEliminar¡Ohhhhhhhhh! *.*
ResponderEliminarCómo me ha gustado el relato. La referencia a cuando eran niños y la actitud desafiante de Bella entonces me han encantado. Y ya la escena final del libro en la biblioteca me ha parecido tan, tan bonita.
Gracias a Kate Danon por dejarnos este relato y a ti por ponerlo en tu blog.
¡Besitos!
Hola!
ResponderEliminarPero qué bonito!!!, ains, eso de conocerse de pequeños y unidos por los libros, precioso!
un beso
S
Ohhhhh
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, me parece preciosa la historia y la forma de escribir de la autora *.*
¡Gracias por compartirlo!